Cabarete es un pueblo en la costa norte de la República Dominicana, un país conocido por sus impresionantes playas, su vibrante cultura y su industria turística. Sin embargo, bajo la superficie de este pintoresco paraíso, se esconde una cruda realidad, una realidad que la pandemia de Covid-19 saco a la luz.
Introducción: una historia de dos realidades
El turismo es un arma de doble filo en República Dominicana. Por un lado, impulsa la economía y proporciona empleos y oportunidades para muchas personas. Por otro lado, deja a las poblaciones vulnerables expuestas a los caprichos de las fluctuaciones globales. Esta vulnerabilidad quedó al descubierto cuando el país se vio obligado a cerrar sus fronteras en respuesta a la pandemia de Covid-19, dejando a las familias que dependían de trabajos informales relacionados con el turismo sin una fuente de ingresos de la noche a la mañana.
Resumen de abril de 2020: El nacimiento de Cabarete Sostenible
Cabarete Sostenible surgió como una respuesta de emergencia a la crisis alimentaria que surgió durante los primeros meses de la pandemia de Covid-19. Incluso antes del brote, la familia promedio en Cabarete vivía al borde de la inseguridad alimentaria, con apenas comida suficiente para tres días. Cuando se produjo el cierre, Jonathan “Tomato” y Tomas “Papo” Soñe reconocieron la catástrofe inminente y reunieron una coalición de organizaciones locales, líderes comunitarios y voluntarios para tomar medidas.
Sus objetivos eran claros: en el corto plazo, proporcionar ayuda alimentaria de emergencia para prevenir una crisis humanitaria. A largo plazo, establecer la soberanía alimentaria en Cabarete, asegurando que los residentes tengan acceso a alimentos nutritivos y a los medios para sustentarse económica, social y ambientalmente.
El panorama durante la pandemia
En medio del cierre nacional y los toques de queda, la gente de Cabarete enfrentó desafíos sin precedentes. A pesar de las restricciones, la comunidad se mantuvo resiliente y cumplió con las directrices mientras lidiaba con la amenaza de la pérdida de ingresos y la inseguridad alimentaria.
Los inicios de una visión que involucra el cuidado comunitario y la soberanía alimentaria
A medida que se desarrollaba la crisis, una visión empezó a tomar forma. Los voluntarios trabajaron incansablemente para establecer el Programa de Ayuda Alimentaria; En julio de 2020 ya habíamos distribuido más de 2,000 paquetes de alimentos. Al mismo tiempo, nació el Jardín Comunitario, que ofrece una solución sostenible a la inseguridad alimentaria a través de la agricultura cívica. Este enfoque holístico no sólo proporcionó un alivio inmediato sino que también sentó las bases para una resiliencia a largo plazo.
Realidades post-Covid: enfrentar desafíos persistentes
Cuatro años después, Cabarete continúa lidiando con problemas sistémicos empeorados por la pandemia. Los bajos salarios, el aumento de los costos de la vivienda y el aumento de la inversión inmobiliaria amenazan los medios de vida de los residentes locales. Los salarios nacionales están en un promedio de 250 dólares mensuales pero la inflación ha provocado un aumento en la “canasta familiar” o bienes básicos que una familia necesita para no caer en la pobreza, que ronda los 700 dólares mensuales. Si bien la industria del turismo está en crecimiento, tiene un costo: desplaza a comunidades, agota los recursos y amplía la brecha entre los que tienen y los que no tienen.
Comprender la inseguridad alimentaria en Cabarete
En los barrios detrás de las ostentosas atracciones turísticas, se desarrolla una realidad diferente. Lugares como La Ciénega, Callejón de la Loma y Barrio Blanco albergan una creciente población de familias de bajos ingresos que viven al día. La inseguridad alimentaria no es aquí sólo una estadística; es una dura realidad que enfrentan casi la mitad de los hogares en Cabarete. Según los datos de nuestro Cuestionario, aproximadamente el 44% de los hogares padecen inseguridad alimentaria. El 31% de estos hogares se encuentran en estado crítico. Cabarete Sostenible está en primera línea, identificando y apoyando a los más vulnerables: personas mayores, discapacitadas y desempleadas.
Conclusión: nutrir comunidades, nutrir futuros
El Programa de Ayuda Alimentaria continúa brindando un salvavidas vital para las familias necesitadas, complementando sus alimentos y aliviando la carga de la incertidumbre. Pero nuestro trabajo no termina ahí. Estamos comprometidos a evolucionar con nuestras comunidades, abordar sus necesidades cambiantes y construir un futuro donde todos tengan acceso a alimentos, dignidad y oportunidades.
La pandemia de Covid-19 puede haber expuesto las fallas de nuestra sociedad, pero también encendió un espíritu de resiliencia y solidaridad. Mientras miramos hacia adelante, recordemos las lecciones aprendidas y los vínculos forjados, porque al unirnos encontramos fuerza, y sustento para todos.